Telefónica esprinta en Europa

Por fin una empresa española se ha convertido en referente de un sector en Europa. Telefónica ha asumido el liderazgo de las telecomunicaciones del Viejo Continente. Su entrada en el capital de Telecom Italia es el último episodio de una carrera que le ha llevado a batir a sus rivales en todos los frentes.

Es la operadora más rentable, la que tiene más clientes y la que posee una mayor capitalización bursátil. Y, sobre todo, es la única que sigue fuerte en su mercado nacional, dominando ampliamente el mercado de telefonía fija y móvil. Telefónica es además la operadora más diversificada, con más de 200 millones de clientes en 23 países.

Con esos mimbres, todos los analistas fijan su atención en Telefónica ante cualquier futura operación de concentración. De hecho, la multinacional española ha protagonizado las últimas grandes adquisiciones que han tenido lugar en Europa: la privatización del operador checo Cesky Telecom y la compra de la británica O2.

El presidente de la operadora, César Alierta, no ha dudado en liquidar la polémica herencia que le dejó su antecesor en el cargo, Juan Villalonga. La venta de la productora Endemol pone fin al último reducto del imperio mediático creado bajo el amparo del primer Gobierno del PP, que se saldó con un reguero de pérdidas. Además, ha vuelto a integrar en el grupo las filiales de Móviles y de Internet (Terra).

La operadora acaba de rellenar su caja. La venta de la productora de Gran Hermano y de la filial de O2, Airwave, le proporciona un colchón para futuras operaciones. La más urgente es hacerse con el control de Vivo, la operadora brasileña que comparte con Portugal Telecom, de cuya capital quiere salir.

Y si a Telefónica le va bien, todo lo contrario le ocurre a sus rivales. Deutsche Telekom afronta una dura reconversión para externalizar el servicio que prestan casi la mitad de sus 120.000 empleados. France Télécom debe digerir la compra de la española Amena. Y Telecom Italia y Portugal Telecom tienen un accionariado dividido y unas cuentas poco sólidas.