Andalucía y Cataluña intensifican su colaboración, pero niegan un frente común

Los Gobiernos andaluz y catalán intercambiarán información y calendario de prioridades en relación con el desarrollo de sus nuevos Estatutos de Autonomías, pero eso no significa que ambas comunidades hagan un "frente común" contra el Ejecutivo central. Esto último lo dejaron muy claro ayer en Sevilla el consejero andaluz de la Presidencia, Gaspar Zarrías, y el conseller catalán de Interior, Relaciones Institucionales y Participación, Joan Saura. También con contundencia ambos proclamaron que Andalucía y Cataluña "lideran la nueva etapa autonómica".

Los dos gobiernos, presididos por socialistas, mantendrán contactos periódicos sobre el desarrollo de sus Estatutos de Autonomía, convencidos de que Andalucía y Cataluña encabezan la modernización del Estado autonómico.

Tanto Saura como Zarrías destacaron la similitud de ambos textos porque ambicionan el máximo techo de autogobierno desde la "lealtad con el Gobierno central y la exigencia", afirmó el conseller de Relaciones Institucionales.

En la reunión de ayer, ambos representantes intercambiaron información sobre la constitución de las comisiones bilaterales y también sobre sus prioridades. Pero dicho esto, ni Cataluña ni Andalucía apuestan por unir fuerzas contra nadie para obtener réditos a corto plazo. "No nos reunimos para plantear un frente común contra el Gobierno central", dijo Saura, sin que se le preguntara expresamente.

De reojo, tampoco

"Ni frente ni eje, pero no tenemos que mirarnos de reojo", apuntó Zarrías, quien recordó la similitud de ambos Estatutos en competencias, derechos y participación en las decisiones del Estado. "Hay que ver con absoluta normalidad estos contactos. Esto es la España de las Autonomías", subrayó.

La insistencia tanto de Saura como de Zarrías en negar la formación de un "eje", contrasta con la propuesta de "una alianza" Andalucía-Cataluña que hizo el presidente de la Junta, Manuel Chaves, en diciembre de 2003 para potenciar la España plural. La propuesta la hizo el mismo día de la toma de posesión del socialista Pasqual Maragall como presidente de la Generalitat. Entonces, el Partido Popular interpretó la iniciativa como un intento de hacer un "frente común" contra el Gobierno central, presidido en esa fecha por José María Aznar.

Desde entonces, el "eje" o la "alianza" catalano-andaluza ha dado muchas vueltas, siempre a golpe de la coyuntura política y de si venía mejor o peor en función de los acontecimientos.

Aunque los dos consejeros admitieron que surgirán las divergencias políticas por el desarrollo estatutario, ambos proclamaron "plenamente constitucionales" ambos textos, dieron por liquidada la estrategia del PP de vaticinar la ruptura de España -"no he visto ni una grieta", dijo el andaluz; "yo tampoco", apostilló el catalán- y también coincidieron en discrepar de Maragall. El ex presidente afirmó que se "equivocó" al plantear la reforma del Estatuto antes de cambiar la Constitución.