¿Todo está en Internet?

La coletilla "todo está en Internet" ha venido a sustituir al clásico "todo está en los libros". Y seguramente sea cierto: si no "todo", casi. Circula, además, la idea de que buscar en Internet es fácil. Basta escribir la palabra clave en el buscador adecuado y hacer un clic, para obtener una generosa avalancha de información. Lo que ya no se dice tanto es que esa avalancha de información, indiscriminada y desordenada, exige dedicar mucho tiempo a la consulta, selección y ordenación, y no siempre con resultados satisfactorios. Por no hablar de los problemas de acceso que plantean las redes de conexión y la incompatibilidad de programas...

La antigua "tecnología libro" ha resuelto estos problemas hace mucho tiempo: los libros están siempre ahí, a mano en su estantería, listos para ser consultados. Y los contenidos perfectamente ordenados en enciclopedias, diccionarios, manuales o libros de consulta de una u otra materia, y en el caso de los libros infantiles, ajustados a los diferentes niveles de aprendizaje. ¿Vamos hacia la desaparición de los libros informativos? Posiblemente sí. Pero no parece que esto vaya a suceder de forma inmediata. De momento, y a la vista de las novedades de la temporada, que como es habitual en esta especialidad nos llegan de Europa y de Estados Unidos, los editores siguen apostando por la edición en papel.

Veamos cuatro buenos ejemplos. Una enciclopedia convencional sobre ciencias naturales, pensada para niños de 6-9 años: Me pregunto por qué (Everest). Consta de una veintena de títulos (los últimos publicados: Los buitres son calvos y otras preguntas sobre pájaros, Las cumbres tienen nieve y otras preguntas sobre montañas, Los árboles tienen hojas y otras preguntas sobre plantas). Su planteamiento, muy visual (las ilustraciones son espléndidas), y con textos breves que combinan lo informativo con lo anecdótico, asegura una amena y fácil lectura, mientras que el carácter temático de sus volúmenes permite una consulta muy accesible. En otro registro, el del humor como vehículo de la información, SM ha comenzado a publicar ¡Qué Disparate!, una nueva colección de iniciación científica (Los porqués de la Astronomía, Los porqués de la Salud, Los porqués de Cada Cosa, Los porqués de la Ciencia), en la que dos divertidos personajes -el Doctor Quenó y el Doctor Quesí- instruyen a los lectores con sus "respuestas locas" y sus "respuestas exactas", en un disparatado juego de contrastes que ayuda a fijar conocimientos. Unos conocimientos que, por otra parte, la colección Querido Mundo (Oniro) relaciona siempre con la convivencia y la sostenibilidad, en unos bonitos libros, bien documentados e ilustrados (La prudencia a tu alcance, La ciudad a tu alcance), que transmiten una desenfadada pero respetuosa visión de la vida y del mundo en que vivimos. Y, finalmente, una colección centrada en la educación para la convivencia, Cartera de Valores (Algar). Dirigida a niños pequeños, consta de diez cuentos ilustrados, de autores españoles, que sirven de introducción a cuestiones como la educación vial, el consumo, la multiculturalidad, la paz, la convivencia y el medioambiente, entre otras.

Los buitres son calvos y otras preguntas sobre pájaros. Amanda O'Neill. Traducción de Alberto Jiménez Rioja. Everest. León, 2006. 32 páginas. 9 euros. Los porqués de la Astronomía. Varios autores. Ilustraciones de Monike Czaenecki. Traducción de Fernando Bort. SM. Madrid, 2006. 108 páginas. 12,50 euros. La ciudad a tu alcance. Michel Le Duc y Natalie Tordjman. Ilustraciones de Yves Calarnou. Traducción de Nuria Martí. Oniro. Barcelona, 2006. 80 páginas. 10 euros. Colección Maleta Cartera de Valores. Varios autores e ilustradores. Algar. Valencia, 2006. 10 títulos. 32 páginas. 66 euros.