Viajes y retornos

Curioso viajar por ese maravilloso país, Vietnam. Y qué irreales parecen ahora las películas bélicas de los 80, otra historia desde dentro. La muerte de Pinochet me sorprendió al regreso. Abanico de manifestaciones, entre todas me llamó poderosamente la atención la de uno de nuestros políticos abogando por el mismo rasero para todos los dictadores.

¿Acaso el barco en el que navegaban 82 personas hacia la liberación de Cuba, subyugada al imperio estadounidense, se parece en algo a los tanques conducidos por golpistas militares, apoyados por el mismo imperio, contra un Gobierno democráticamente elegido? La represión sufrida en el Chile de Pinochet no es comparable a los pecados del dictador cubano, forzado al endurecimiento de su régimen por los intentos de asesinato, invasión y por un despiadado embargo económico.

Vietnamitas y cubanos comparten un orgullo tranquilo, unas necesidades básicas cubiertas en la medida de lo posible, una educación excelente, y una envidiable alegría de vivir. Alguna virtud habrán tenido sus gobernantes, aunque sólo sea la utopía, viendo lo difícil que es encontrar todo esto en otros países de su entorno.

Son los ojos de un viajero los que guían esta carta, no los de alguien interesado en política. De hecho, treintañero, nunca había acudido a las urnas hasta hace dos años, para protestar por la sumisión de mi país a los intereses imperiales y la participación en una guerra tan injusta y despiadada como fue la de Vietnam.