La sorpresa es Juanfran

En Kapfenberg, pequeña localidad a unos 120 kilómetros de Irdning (Austria), el Madrid ganó ayer por 1-0 el primer amistoso de la pretemporada ante el modesto Plymouth, equipo de la Segunda División inglesa. Fue gracias a un gol de penalti de Baptista, por una mano de Nalis en el minuto 74. Los caballeros de la orden del pueblo, a la que pertenece Capello desde su visita anterior con el Roma hace tres años, dieron la bienvenida al técnico madridista en el medio del campo con trompetas y hasta con un halcón.

Fue poco más que un partido de preparación, pero Capello, que jugó con un 4-3-2-1 y realizó ocho cambios, se fue del campo con algunas señales importantes. "Ha faltado presionar más, pero es normal. Llevamos cuatro días entrenándonos", afirmó el preparador trasalpino.

Woodgate volvió a jugar seis meses después de su lesión en el muslo. Lo hizo con Helguera en el centro de la defensa, y con Mejía sentado en el banquillo -luego fue lateral derecho-. Guti ejerció de pivote. Woody, que se fue a Inglaterra durante el Mundial para recuperarse de sus molestias, estuvo 60 minutos y fue uno de los mejores. "Me encuentro muy bien, no he notado ninguna molestia", dijo el zaguero británico aliviado.

Junto a él, Juanfran. El canterano recorrió la banda derecha de arriba abajo sin cansarse. Puede que sea uno de los jóvenes del Castilla con los que quiere contar Capello, que el miércoles aseguró que se llevaría algún canterano al primer equipo. Cassano, por la banda izquierda, demostró que tiene garra y que está muy motivado, pero que todavía le falta para volver a ser el jugador que desea el técnico italiano. De momento, está recuperando la condición física. En cuanto a Portillo y Soldado, que jugaron cada uno media parte, estuvieron desacertados.

En el Plymouth, el portero Clapham tuvo su momento de gloria. Jugó su segundo partido profesional. Universitario, fue convocado porque el meta de los juveniles sufrió una indigestión al comer sepia y no disponían de más arqueros.