Las cosas de Morente

Son las cosas de Morente, don Enrique. Esa forma de cantar que le hace distinto a todo el mundo, esa forma de dejarse llevar por el cante con la mayor naturalidad. Cantó lo que quiso y de ma

nera admirable, como casi siempre. Llevando la voz arriba con decisión, o recogiéndola en sonidos confidenciales. Es una forma de cantar que otros no pueden hacer, porque carecen del sentido musical que tiene Morente. Un sentido musical que le arrebata y le lleva a horizontes de grandeza total. Las siguiriyas fueron un monumento al mejor cante, también las soleares, o las alegrías; es difícil poner el dedo donde mejor estuvo el cantaor. Por ejemplo, los números inicial y final, con esos colchones de voces sobre las que su propia voz va tejiendo un cante impresionante.

Capítulo aparte merece el acompañamiento a la guitarra de Rafael Riqueni, cada vez mejor en este menester. Le tocó a Enrique de forma suntuosa, llevando el cante con entera facilidad a los mejores terrenos. Ya pasó el tiempo en que oírle era una duda, pues había pasado graves episodios que le habían prácticamente anulado como guitarrista.