Un centenar de jóvenes con riesgo de exclusión social recibirán formación como electricistas

Un centenar de jóvenes con riesgo de exclusión social y laboral recibirán a partir del próximo 26 de junio un curso de formación en electricidad que durará un año y que se prevé que sea un trampolín para que puedan encontrar trabajo. La iniciativa es un proyecto conjunto del Casal dels Infants del Raval de Barcelona y la eléctrica Unión Fenosa, que ha asumido en su totalidad el importe del curso, cifrado en 55.000 euros. Las dos entidades rubricaron ayer en el Ayuntamiento de Barcelona el convenio y se mostraron abiertas a seguir trabajando conjuntamente.

Los destinatarios de la iniciativa serán jóvenes españoles y extranjeros mayores de 17 años de edad seleccionados previamente por el casal en función de unos determinados criterios.

"El perfil del alumno escogido", explicó ayer la directora del centro barcelonés, Rosa Balaguer, "es el de aquel chico con graves carencias de formación básica, con un historial de fracaso escolar y formativo grave, con déficit de apoyo y modelos familiares y con largos periodos de inactividad laboral".

Los cursos, divididos en tres módulos de cuatro meses cada uno, serán impartidos en la sede del centro, en el barrio del Raval, por técnicos que ya vienen desempeñando en él diferentes tareas de formación. Por su parte, Unión Fenosa, aportará sus propios especialistas para dar clases en un módulo sobre eficiencia energética que todos los alumnos deberán superar cada trimestre, y en el que aprenderán técnicas para el ahorro energético.

La formación se dividirá en tres bloques: la teoría, la práctica sobre el terreno trabajando en distintos equipamientos que requieran obras y, finalmente, la inserción laboral. Al margen de los conocimientos en electricidad, los jóvenes también recibirán nociones básicas sobre albañilería y fontanería para el mantenimiento de edificios.

Aquellos que superen el curso adquirirán los conocimientos necesarios para el desarrollo de las funciones básicas de un electricista.

Balaguer cifró en el 70% la expectativa de éxito que se espera de estos cursos. Según el gerente del casal, Xavier Muñoz, "ese 70% significa que los jóvenes tengan como mínimo un contrato de seis meses en alguna empresa una vez hayan acabado su formación, una estadística con la que nos daríamos por satisfechos". Para el 30% restante que se puede quedar en el camino, la entidad social también tiene diseñada una estrategia, "puesto que nunca dejamos solos a aquellos chicos que fracasan" explica Muñoz. Esos jóvenes que no se adapten y no superen el curso serán desviados a otro tipo de formación más acorde a su perfil.

La elección del curso ha tenido mucho que ver con los indicadores que maneja el Instituto Nacional de Estadística, según los cuales, el sector de electricistas de obras y afines registra en Barcelona un elevado índice de ofertas de trabajo no satisfechas.

Uno de los momentos más difíciles para los jóvenes será su inserción laboral. La actitud de las empresas receptoras con los chicos que han acabado su formación suele ser "buena", según Muñoz, aunque llegar a esa normalidad no ha sido fácil. "Sabemos que existe un riesgo", prosigue Muñoz, "aunque siempre nos comprometemos con las empresas a hacer un seguimiento de los jóvenes a corto, medio y largo plazo".

La directora de responsabilidad social corporativa de Unión Fenosa, Gema Giner, quiso destacar la apuesta de su empresa por un barrio desfavorecido de España, después de una larga experiencia en proyectos similares en diversos países de América Latina. Por su parte, el concejal de Cultura y representante del Ayuntamiento en la firma del convenio, Carles Martí, definió el acuerdo como "una confluencia perfecta entre el sector privado y el público en apoyo del tercer sector [el de los pobres]".