Toque polivalente

Jerónimo Maya acreditó una vez más, en su amplio recital, que su guitarra es una de las más polivalentes del flamenco actual. Todas las modalidades del toque residen en él, y las realiza por añadidura bien. Guitarra en solitario, guitarra acompañada por piano, guitarra acompañada por percusiones, guitarra acompañando cante.

Me gustó en todas las modalidades, pero donde más me satisfizo fue quizá en el acompañamiento al cante. La taranta y el taranto que hizo El Ciervo fueron cantes muy bellos, a los que Jerónimo prestó un acompañamiento dulce y cálido. Si hasta entonces había tocado con bondad, ahí ya fue, puede decirse, la apoteosis.

Pero antes Jerónimo había tocado, repito, otras muchas cosas. Donde menos me gustó fue tal vez acompañado por el piano, pues fueron números rápidos en los que se formó un pequeño barullo. El piano de José Ramón Jiménez tuvo nivel protagonista, quedando la guitarra desplazada a segundo término, con lo que el concierto se resintió notablemente. En solitario Jerónimo hizo dos toques, los dos bellísimos: la rondeña y la soleá. Ahí también brilló por todo lo alto la guitarra concertista, que tocó con intensidad sorprendente.