"Necesito tener algún ingreso"

Vista en una radiografía, la columna vertebral de Francisco Javier Hernández, de 44 años, es algo así como un ondulado ciempiés. Los partes médicos hablan de dolor crónico, de degeneración de los tejidos de las vértebras, de desviación grave de la columna...
"Siento un dolor horroroso la mayoría de los días. Acudo a las entrevistas de trabajo y no me puedo contener. Se me nota en la cara", se lamenta. En el pasado trabajaba de "casi cualquier cosa". Hizo de periodista, de comercial, de mecánico electricista, de instalador... "Pero ahora no encuentro nada. No tengo ni para comer...", explicó el pasado miércoles tras salir de una entrevista.
Hernández se siente atrapado en una "rueda infernal" entre el mundo laboral y la estructura de los servicios sociales y sanitarios. "Yo necesito ayuda. Es verdad que no puedo hacer determinados trabajos, pero otros sí, siempre que no tengan carga física".
Pero antes, según los partes médicos, necesitaría rehabilitación. "Sería conveniente piscina climatizada dos o tres días a la semana", escribió un médico de la sanidad pública. "Aún espero poder hacerla, pero no hay manera de resolver los trámites burocráticos".
El mismo médico suscribió que le fueran facilitados "los trámites necesarios para ser evaluado por un tribunal competente para considerar discapacidad permanente", según el parte. "Tampoco en esto hay manera", se queja.
Sin ingresos, sin casi contacto con su familia, Hernández admite: "Hay días que tengo que elegir entre comer o comprarme las medicinas". Y añade: "Algún amigo o conocido me deja 50 euros y voy tirando. Es triste, pero casi vivo de limosnas".
La renta mínima es su "última esperanza". "No puedo cobrar el paro ni pensión. Tampoco me dan trabajo. Necesito un ingreso. No tengo nada más. Se supone que esta renta es para ayudar a las personas como yo, que no disponen de ninguna otra posibilidad", reflexiona.
Sin embargo, choca una y otra vez con el aparato burocrático de la red de servicios sociales. "No hay manera. Me piden papeles que ya he dado. Creo que me están tomando el pelo".
El dolor, la angustia, la falta de dinero, los procedimientos burocráticos... Todo ello parece haber hecho mella en él. Próximamente acudirá a los Servicios de Salud Mental para someterse a una evaluación. "Lo he pedido para que vean que quiero y tengo derecho a ser ayudado. A veces creo que todo esto me supera", concluye.
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