Una nueva y polémica ley electoral

Los votantes italianos estrenaron ayer la nueva ley electoral de Berlusconi, criticada con dureza por el centro-izquierda durante toda la campaña y que tampoco ha despertado entusiasmo entre una parte del centro-derecha. Uno de los autores de la norma, el ex ministro Roberto Calderoli, que tuvo que dimitir tras exhibir una camiseta con una caricatura de Mahoma, la definió como "un lío" y aseguró que está destinada a perjudicar a los dos partidos.

En teoría, la nueva ley aprobada en diciembre, que significa el retorno a un sistema proporcional después de 13 años, está pensada para simplificar la votación y para ayudar a la formación de mayorías sólidas. En la práctica, las cosas son muy diferentes. A pesar de medir 40 por 22 centímetros, la papeleta ha sido definida por el ministro del Interior, Giuseppe Pisanu, como "una de las más simples de la historia de Italia". Los votantes tienen que poner una cruz en el logo del partido que prefieran dentro de una coalición, La Unión, de Romano Prodi, o La Casa de las Libertades, de Silvio Berlusconi.

El llamado "premio para la mayoría" prevé que la coalición que saque más votos se haga con un mínimo de 340 escaños en el Congreso, una mayoría del 54% en una Cámara que cuenta con 630 diputados, y con 170 escaños en el Senado, que tiene 315 representantes. Pero el problema está en que el premio se concede en el Congreso de forma nacional y en el Senado por regiones, lo que puede producir mayorías diferentes en cada una de las cámaras. Este resultado representaría la ingobernabilidad del país, ya que todas las leyes deben aprobarse en las dos instancias.

"Es una posibilidad remota, pero puede ocurrir por la estructura regional del país", explica James Walston, profesor de historia de Italia en la Universidad Americana de Roma. Dado que una gran coalición al estilo alemán es pura ciencia-ficción en el caso italiano, la solución, y es algo en lo que están de acuerdo las dos coaliciones, sería repetir las elecciones.