A pedir de boca

Aunque los prolegómenos estuvieron rodeados de cierto dramatismo por los desvanecimientos de la presentadora Carole Rousseau, que se lió con el guión e hizo dos veces a Paco Gento la misma pregunta -el ex madridista y Platini fueron las estrellas del acto de celebración del 50º aniversario de la Copa de Europa-, el sorteo de la Champions celebrado en París complació a los participantes. Los tres equipos italianos se evitaron, los dos representantes españoles sólo pueden encontrarse en la final y los emparejamientos respetaron la jerarquía. El más afortunado fue el Barça, al que se le presenta el mejor itinerario posible para alcanzar la final del 17 de mayo en Saint Denis: los azulgrana disputarán el partido de vuelta en el Camp Nou, tanto en los cuartos contra el Benfica como, si pasa ronda, en las semifinales ante el vencedor del Lyon-Milan. Olvidada la pesadilla Mourinho, al Barça se le presenta el amado Koeman, el futbolista que le dio el título continental y que entrena al Benfica después que la nueva directiva azulgrana prefiriera a Rijkaard. Y si sale ganador, el Barça podría encontrarse después con el Milan, su verdugo en Atenas y el club que supira hoy por el técnico azulgrana. El factor campo también sonrió al Villarreal, que tendrá como rival al ganador del Inter-Ajax y, si sale vencedor, al del Arsenal-Juventus. Todos contentos. Al menos nadie se quejó.