Con personalidad

Después de tres lustros de vida, el grupo de pop argentino menos argentino exhibió en la presentación en Madrid de su octavo disco, Anoche, una rotundidad, que hace pensar que el camino estilístico escogido por la banda le está llevando a buen puerto; tanto por la respuesta de un público que llenó la sala y que se mostró en todo momento incondicional de la propuesta musical del grupo, como por el hecho de haber dado con un estilo un punto vintage, en el que -albricias- no aparece ni una huella de los Rolling Stones, ni la de Charly García, Fito, Calamaro... En ese sentido, sus canciones de armonías casi sixties le otorgan una personalidad musical que se ve reforzada con una imagen de grupo de rock setentero que le hace muy apetecible. El problema es que, si bien el grupo oferta una promesa de espectacularidad, todo se queda al final en algo mucho menor que lo esperado. Bien porque su técnico de sonido no atinó en este caso a hacerles sonar en condiciones -no se escuchaba bien la música, ni, para desesperación de muchos, se entendía bien la letra de las canciones-, bien porque como instrumentistas los componentes del grupo son correctitos. Taparse con la capa de lo indie no llega a disimular casi nunca ciertas carencias musicales.

Arrancaban, igual que su último disco, con un trepidante Así se habla y, tema a tema, fueron tejiendo una malla compuesta por composiciones de todos sus álbumes, con especial parada en los excelentes Babasónica y Jessica, aunque el peso recayó en los más claros de su último elepé: Solita y Carismático. Se notó también que la banda ha bajado un tanto el listón en cuanto al nivel de dificultad de sus letras, siendo las últimas más románticas y comprensibles. Al terminar recibieron una ovación tan grande que se vieron obligados a salir para tocar tres canciones más -Curtis, Los calientes y Luces- que dejaron al público feliz y dando botes.