Andaluces, levantaos
Pocas sociedades debe haber tan conformistas, acomodaticias y fáciles de apaciguar y mantener satisfechas como la andaluza. Hace ya décadas que mantenemos fija en sus cargos a una clase dirigente que se ha apelmazado en el convencimiento no confesado de ser vitalicia y de poder disponer de las instituciones autonómicas y locales como de cortijos particulares, en los que trajina con un nepotismo desvergonzado que todo lo impregna. Se ha constatado en numerosas ocasiones a lo largo de la historia cómo la permanencia prolongada en el poder de la misma formación política conlleva irremediablemente la degradación y la corrupción de las estructuras democráticas, pero no nos importa, y nos dejamos convencer, propensos como somos a la autocomplacencia, de que somos un pueblo de extraordinaria bondad, moderno donde los haya, a la vez que rico culturalmente y bien desarrollado. Es común entre los andaluces cultivar elevados conceptos de los dones de nuestra tierra y henchirse de orgullo cada vez que salen a relucir, lo que ocurre con obsesiva frecuencia: nuestro clima, nuestro talante saleroso, nuestros excelsos productos y envidiable gastronomía, nuestra laboriosidad y buen hacer, nuestra larga y brillante historia... Nuestra fácil disposición a la satisfacción y a pagarnos bien de nosotros mismos se refuerza con los mensajes emitidos en incesantes campañas institucionales de promoción y las informaciones cotidianas de los medios públicos andaluces siempre atentos a alimentar la vanagloria a cuenta de cualquier personaje, hecho o evento, tirando de pandereta para jalearnos y alegrarnos las pajarillas regionalistas, o a propiciar nuestro solar en el costumbrismo más rancio, que tan eficazmente nos entontece de puro contento.
Pero, mientras, detrás de esa pantalla de coloridas, luminosas imágenes que miramos embobados sin asomo de espíritu contradictorio, se desarrolla una realidad más prosaica que asoma de vez en cuando en estudios y sondeos sociológicos: vivimos en la despreocupación de una economía subsidiada, cuando no sumergida, que no acierta a salir a flote y avanzar por sí para España y la humanidad, ni ante la inminencia largamente anunciada del fin de las subvenciones. Nuestros jóvenes y, lo que es peor, nuestros niños, los que serán el meollo de la población en unos años, figuran entre los más cenutrios, educados dentro de un panorama educativo general ya de por sí lastimoso, son los que menos deporte practican y los que, desmintiendo las excelencias de nuestra celebrada dieta, peor se alimentan. Las expectativas de futuro que se atisban desde esta perspectiva son ciertamente desoladoras y aconsejan que, acatando la sugerencia de nuestro himno, intentáramos levantarnos y, además, que nos espabiláramos un poco a renglón seguido, porque, de momento y tras dos "modernizaciones", no hemos llegado más allá de ser un montón de tontos hartos de sopas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
La Fiscalía de Ciudad de México confirma que el hombre asesinado en la Zona Rosa era El Panu, jefe de seguridad de Los Chapitos
Navitrans, una cena de navidad para personas LGBT+ en condición de calle y trabajadoras sexuales
Bolsonaro deja la cárcel para operarse de una hernia
Bonoloto: comprobar sorteo del jueves 25 de diciembre
Lo más visto
- Los ‘whatsapps’ de Mazón a Feijóo del día de la dana: “Un puto desastre va a ser esto presi”
- La revalorización de las pensiones queda en el aire por la negativa de la derecha a apoyar otras medidas sociales
- Zelenski confirma que cualquier pacto con Rusia deberá ser ratificado en referéndum
- El líder groenlandés responde a Trump: “Groenlandia es nuestro país. Nuestras decisiones se toman aquí”
- Juan Carlos Ferrero: “Más que dolor, siento pena; los finales siempre son tristes”




























































