Máxima presión callejera, mínima actuación policial

La violencia callejera es una constante en este municipio desde que ETA decidió sumarlo a sus frentes. Es casi imposible contar alguna entidad bancaria que no haya sido atacada repetidamente. Sedes de partidos, agencias de viajes, comercios no "cooperantes", servicios públicos, e incontables pintadas amenazantes, están en la agenda etarra de presión social cuando no son sus crímenes los que rompen la paz en el tercer municipio de Vizcaya.

En Algorta fue asesinado en 2001 el juez que dictó la condena más severa, hasta entonces, contra el terrorismo complementario, José María Lidón. El apoyo callejero a ETA en Getxo y sus alrededores se da desde el origen de la banda. Algunas de las acciones más agresivas del terrorismo que se llamó "de baja intensidad", tuvieron lugar en sus calles. Hasta las puertas del cuartel de la Guardia Civil, llegaron en una ocasión, varias decenas de vándalos armados con bombas incendiarias.

Desde su instalación en la zona, la actuación de la Ertzaintza en ocasiones ha llegado -cuando ha intervenido en este terreno- de manera tardía y con escasos resultados operativos. La minimizaciòn de las agresiones, parapetado en el "conflicto político", por parte del alcalde peneuvista, Iñaki Zarraoa, ha llevado a la oposición a denunciar reiteradamente su comportamiento.