El Sevilla desguaza al Espanyol

El Sevilla se llevó con la gorra un partido febril y ventoso que el Espanyol encaró de la peor de las maneras. Pagó muy cara su desidia en la puesta en escena. En 17 minutos el Sevilla puso tierra de por medio con un par de goles y una ocasión de oro que desbarató Kameni. El portero del Espanyol le salvó a su equipo de un correctivo estrepitoso. Le ganó a Makukula en uno contra uno y atajó un tiro de Navas en el que ya se cantaba el gol.

El Sevilla jugó estupendamente durante la primera parte. Martí manejó la brújula de un equipo en el que todos los indicadores respondieron a la trascendencia del partido, vital para las aspiraciones europeas de los contendientes. Desde el primer codazo de rigor de Pablo Alfaro a Tamudo pasando por el juego vivaz de Navas, que tanto desestabilizó a la defensa de Kameni, hasta el instinto depredador de Baptista, que no perdonó la primera que se le presentó. Se la regaló Lopo, que falló en una cesión atrás a Pochettino, que ni el argentino ni Kameni pudieron enmendar. Fue la guinda a la sucesión de errores del Espanyol que, con Jarque e Ito como pivotes, no encontró forma humana de trenzar el juego que acostumbra. Pocos balones le llegaron a Iván de la Peña y muchos menos a Tamudo. Tampoco dieron señales de vida los carrileros, Maxi y Amavisca, a los que Sergio Ramos y David siempre les echaron el lazo. Con todo, lo peor del Espanyol fue la desatención que evidenció en todas las líneas. La falta de consistencia en el centro del campo acabó sacando de sus casillas a Ito, que se multiplicó absurdamente y que por momentos intentó en vano asumir las mismas funciones que un defensa y un delantero, ajenas a sus características y reflejo de lo desordenado e incómodo que actuó el equipo al completo.

Lotina se quedó por momentos a la expectativa. Les dio un cuarto de hora más de cuerda a los titulares antes de tirar por la calle de enmedio y poner en cancha a dos jóvenes de la cantera, Corominas y Jonathan, que revolucionaron un partido que entraba en el muermo. El Sevilla, con el 0-2, se había dedicado a contemporizar. Dado que el Espanyol no daba señales de vida, Jordi, Martí, Adriano y compañía se entregaron por completo a una labor inocua que, aliada con el escaso quehacer del Espanyol dio lugar a una fase en la que los futbolistas se abotargaron.

Con la entrada de Corominas, Lotina recompuso por completo a su equipo. Retrasó a Jarque a la posición de lateral y a De la Peña a la de pivote, situó a Corominas por la banda derecha, de la que sacó a Maxi para encomendarle la media punta. No pasó gran cosa hasta que también entró Jonathan, que interpretó el toque de corneta todos al ataque, y que anotó un gol que reavivó el partido. Faltaban 20 minutos. El Espanyol, jugando igualmente mal, empujó y estuvo a punto de empatar en un remate franco de Lopo. En la última jugada, a la desesperada, con Kameni acudiendo al remate en el área del Sevilla, Daniel Alves estableció el 1-3 que mete a su equipo en la zona de Liga de Campeones.