Sí hubo transfuguismo en Navalafuente

El sábado 27 de noviembre estrenaba el cargo de secretario general del PP madrileño Francisco Granados; y entre las primeras declaraciones que hacía destacaba la siguiente: "En Madrid, el PP nunca presentará una moción de censura que vaya contra el pacto antitransfuguismo" (EL PAÍS, 28 de noviembre de 2004). Ese mismo día, el PP culminaba una moción de censura en Navalafuente apoyada en un tránsfuga del PSOE, un concejal expulsado de su partido por sus extrañas maniobras políticas al poco de alcanzar la concejalía. La coartada para tamaña felonía es argumentar que el PP ha pactado con un concejal no adscrito (pues ésta es la actual situación del concejal tránsfuga), y con ello se pretende justificar lo injustificable.

A un partido como el PP, que ha firmado el pacto antitransfuguismo, no le debe valer la feble excusa de que este concejal ya no pertenezca al PSOE. Habría que decirle tanto al PP como al tránsfuga que lo honorable, cuando se entra en contradicciones políticas con el partido por el que uno es representante público, es dimitir, y dejar a un compañero de candidatura que defienda el programa avalado por los votantes.

Gracias a este turbio personaje el PP ha ganado una alcaldía más en Madrid, pese a las categóricas declaraciones del señor Granados. Extraña un poco comprobar cómo este hecho apenas ha causado el más mínimo escándalo ni comentario. Mucha tinta ha corrido con el reciente caso de la ciudad de León, y ni una sola gota con el de Navalafuente. Parece que en esto de las mociones de censura el tamaño sí que importa.