Claude Nougaro, el mejor jazzman de Toulouse
Hijo de músicos -padre barítono en la ópera de la ciudad, madre pianista-, Claude Nougaro se autodefinía como un "trovador barroco" y negaba ser un cantante de jazz "porque conozco demasiado la obra de sus gigantes y me han inspirado en tantas oportunidades que sé que no soy uno de los suyos".
La verdad es que Claude Nougaro, fallecido anteayer en París, había hecho carrera "soñando con ser negro", tal y como expuso en uno de sus mejores temas, Armstrong, inteligente homenaje al gran músico de Nueva Orleans. "El jazz está muy ligado a la sonoridad de la lengua inglesa, que utiliza palabras muy simples. En la lengua francesa hay una carga literaria que a mí siempre me ha gustado", decía. Y con su acento rocoso de Toulouse y un innegable talento para todas las formas populares de rima y métrica, Nougaro compuso centenares de canciones.
Nougaro, que tenía 74 años, había debutado como cantante en 1962 y se había hecho un lugar propio dentro del panorama de la canción francesa por su fusión de la inspiración musical jazzística y la exigencia poética de sus textos. Algunos de ellos han sido retomados por los manuales literarios que se utilizan en los institutos. Su ciudad natal, Toulouse, la vida nocturna parisina y la mitología americana eran los temas que Nougaro explotó a lo largo de una filmografía que mantuvo un ritmo regular excepto entre 1980 y 1987. Fue ese año cuando su casa de discos, Barclay, decidió rescindir el contrato. El cantante optó por una "huida hacia delante" coronada por el éxito: vendió su mansión en París, se instaló en Nueva York y se buscó un arreglista joven. Seis meses más tarde salía a la calle Nougayork, un álbum del que vendió dos millones de ejemplares y que le permitió entrar en contacto con un público de otra generación.
Enfermo desde hacía ya algún tiempo, Nougaro ha pasado los últimos meses de su vida grabando un último disco, un trabajo fatigoso que él seguía y dirigía a menudo desde la cama de su casa o desde el hospital. La edición del disco estaba prevista para dentro de muy pocas semanas y Nougaro esperaba ver cómo era acogida esa entrega musical que sucedía a la ya un tanto lejana del L'enphant phare (1997).

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