Lo que toca o no toca

Los medios capitalinos de Madrid afines al poder se han apresurado a juzgar al Gobierno catalán de izquierdas por un pecado político capital que no ha cometido como tal, ya que el culpable -reconocido- fue su ex conseller en cap a título personal, el cual ha pagado con la máxima pena para un político, o sea, con la pérdida de su cargo. Sin embargo, las hemerotecas corren el riesgo de no dar fe alguna sobre los verdaderos actos políticos del nuevo Gobierno hasta la fecha.

En sólo semanas, el nuevo Ejecutivo ha sido capaz de lanzar una batería de medidas, algunas ya aprobadas y otras en estudio, en ámbitos tan variados como la protección de 50 kilómetros de costa, la rehabilitación de barrios degradados, los nuevos centros de salud comarcales, las ampliaciones de plantillas de médicos y maestros, y el proyecto de dotar de banda ancha a todos los municipios de Cataluña.

Sin ánimo de defender todas y cada una de estas medidas, ¿cómo se explica que la oposición conservadora ni siquiera haya entrado a evaluar dichas medidas? ¿Estamos en un país en el que el poder dicta incluso lo que toca o no toca comentar? ¿O quizá se considera que entrar a evaluarlas no socavaría a los socialistas, sino lo contrario?