El desafío

Aunque sea Rita Barberá la que ha quedado enganchada a la cola del cometa con la designación de Valencia como sede de la Copa del América y se haya convertido para siempre en un árbol de Navidad, resulta evidente que en el plano político ha sido Francisco Camps el gran beneficiado por este singular acontecimiento, que de momento ya lo ha situado en toda España como primer referente institucional autonómico. Para empezar, Camps salió más en Canal 9 ese día que juntando todas sus apariciones desde que es presidente de la Generalitat, y, sobre todo, mucho más que la estrella mediática por excelencia de esa cadena, Eduardo Zaplana, a quien las circunstancias redujeron a su propia estatura. En un universo en el que las ausencias y las presencias componen en su confrontación un lenguaje a menudo más expresivo que los discursos y las declaraciones, el hecho flagrante de que Zaplana faltara en el balcón del Ayuntamiento de Valencia (junto a los perfiles de Camps, Barberá, la Copa, Rodrigo Rato y Juan Costa) constituye un profundo tratado de semiótica orgánica, acaso subrayado en fosforescente desde sus terminales con la justificación de que no había sido invitado al acto. Sin duda la Copa del América va a suministrar más momentos como éste, aunque de momento y hasta entonces en ninguna parte se visualizan mejor estas tensiones que en la pantalla de Canal 9, donde las apariciones del presidente de la Generalitat son abreviadas por sistema a la mínima expresión, mientras las del ministro del Suministro son consagradas y sobredimensionadas por la jefa de la Brigada de Señalamiento Inmediato, Genoveva Reich, quien en su servicial paroxismo si precisa una imagen de archivo del Príncipe Felipe, buscará que pase por su lado Zaplana, aunque entonces estuviera algo gordinfla y con el desaliño casi de Almacenes Cuadrado que le confería el prêt-à-porter. Pero Canal 9 ya sólo es la capilla ardiente de Zaplana. La Copa del América ha llenado de significado y simbolismos la legislatura de Camps y ha impuesto que desde Madrid se pinchen los globos inflados por su antecesor con respecto al AVE antes de que estallaran. Ahora, como en la Copa del América, sólo podrá quedar uno.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
San Silvestre Vallecana: horario, dónde ver y recorrido de la carrera
La Grossa de Cap d’Any: sorteo del miércoles 31 de diciembre
En 2025 hubo muchas buenas noticias y, aunque a veces no lo parece, caminamos hacia un mundo mejor
La Bolsa española cierra su mejor año en tres décadas: ¿quién ganó y quién perdió?
Lo más visto
- La Audiencia Nacional avala la decisión de Robles de retirar el nombre de Franco a una bandera de la Legión
- La auditoría de los pagos del PSOE descarta la financiación irregular, pero cuestiona gastos reembolsados a Ábalos
- Villamanín se instala en el limbo tras la crisis de la lotería y a la espera de acordar qué hacer con el Gordo: de momento, no hay denuncias
- Bukele dice que le gustaría seguir gobernando en El Salvador “10 años más”
- “A mi taller vienen economistas y abogados buscando dar un cambio a su vida”: Mike Hausmann, el ebanista que se negó a vivir pegado al ordenador




























































