Personal y comprometido

Hijo de padres vascos, Imanol Uribe nació en El Salvador en 1950. En Madrid estudió Periodismo y se licenció en 1974 como director en la Escuela Oficial de Cinematografía. Tras la filmación de algunos cortos, entre los que destacó Ez, contra la central nuclear de Lemóniz, el documental El proceso de Burgos (1979) fue su primer largometraje, por el que fue premiado en el Festival de San Sebastián. Preocupado por problemas sociales y políticos, característica de su obra, filmó a continuación, en clave de cine de aventuras, La fuga de Segovia, (1981), premiada de nuevo en San Sebastián y en el Festival de Orleans. Su siguiente filme, La muerte de Mikel (1983), presentada en el Festival de Berlín y premiada en el de Nápoles, insistió en el contexto vasco, esta vez sobre la intolerancia, narrando las vicisitudes de un homosexual, al que dio vida Imanol Arias.

El gran éxito comercial de La muerte de Mikel animó a Uribe a tantear otros géneros, aunque con desigual fortuna. Adiós, pequeña (1986) no logró el favor del público, mientras que La luna negra (1989) recibió el premio del público y el de mejor guión en el Festival Fantasporto. A continuación, en clave de comedia, dirigió El rey pasmado (1991), adaptación de la novela de Torrente Ballester, con la que revisaba la Inquisición y criticaba de nuevo la intolerancia. Recibió ocho premios Goya. Con Días contados (1994), su siguiente película, obtuvo la Concha de Oro de San Sebastián y otros ocho premios Goya, entre ellos el de mejor película. Alternando con trabajos para la televisión (El crimen del expreso de Andalucía, La mujer de tu vida...), dirigió Bwana (1996), fábula contra el racismo que obtendría también el máximo premio de San Sebastián, así como el de fotografía para Javier Aguirresarobe.

Tanto Extraños (1998) como Plenilunio (2000), esta última basada en la novela de Muñoz Molina, le distanciaron provisionalmente del público, mientras que El viaje de Carol (2002), una visión de la guerra civil a través de los ojos de una niña, le valió una mención especial en el último Festival Internacional de Berlín.