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EDITORIAL

El signo del fascismo

EL CRIMEN cometido anoche en Machid lleva el signo del fascismo. Las balas que acabaron con la vida del diputado de Herri Batasuna Josu Muguruza y causaron graves heridas a su compañero Iñaki Esnaola son balas contra la paz y la esperanza. Contra la esperanza de paz abierta por la anunciada presencia de los electos de la formación nacionalista radical vasca en el Parlamento. Por débil que fuera esa esperanza, la presencia de HB en el fóro democrático por excelencia constituía una iniciativa sin precedentes que hubiera sido impensable sin las transformaciones producidas a lo largo de los dos últimos años en la sociedad vasca. Ha resultado determinante en esta iniciativa el hastío provocado por la violencia, la convicción en la conciencia de los ciudadanos vascos de que es preciso interrumpir el mecanismo de la venganza, siempre recomenzada

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