Un macrotúnel bajo el parque

El túnel del futuro tren de alta velocidad (AVE) Madrid-Valladolid comienza a ser una realidad palpable. Las máquinas tuneladoras del Ministerio de Fomento horadan desde el pasado diciembre las dos vertientes de la sierra de Guadarrama para construir esta galería subterránea de 25 kilómetros de largo, cuya inauguración está prevista para 2005. Ambas ciudades quedarán enlazadas en menos de 55 minutos, según los cálculos ministeriales.

El coste del tren de alta velocidad alcanza los 2.100 millones de euros, de los que más de la mitad los absorberán las obras de la variante de Guadarrama. Ésta consta de dos túneles paralelos de ocho metros y medio de diámetro, comunicados entre sí cada 250 metros para casos de urgencia. La salida de emergencia se había previsto en un principio en mitad del valle de Lozoya, en Rascafría. Sin embargo, la declaración de impacto medioambiental la eliminó.

Igual le ocurrió a la entrada del túnel por la vertiente madrileña, que tuvo que cambiar de ubicación, con lo que se evitó que una valiosa fresneda fuese arrasada por las tuneladoras, unas máquinas de gran tamaño.

Las obras de construcción del túnel fueron adjudicadas en marzo de 2000 a los consorcios encabezados por las empresas Dragados, OHL y ACS.