El ministro de Transportes de Lula, acusado de corrupción

En el camino de rosas del nuevo presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha aparecido la primera espina. El semanario de información Istoé, el más cercano a la izquierda, ha publicado unas crónicas en las que el nuevo ministro de Transportes, Anderson Adauto, del Partido Liberal (PL), al que pertenece la fuerte Iglesia Universal, aparece presuntamente involucrado en una historia de corrupción cuando trabajaba en la alcaldía de Iturama, en el Estado de Minas Gerais. Se le acusa de haber desviado de las arcas públicas el equivalente a 600.000 euros junto al ex alcalde de la ciudad, Aelton de Freitas, que acaba de asumir el puesto en el Senado del nuevo vicepresidente de la República, el empresario José Alencar.

La noticia saltó cuando Lula se preparaba para salir junto con otros 29 ministros en la Caravana contra el Hambre y el nuevo titular de Transportes, por prudencia, fue excluido del viaje. Sólo se sumó a la caravana al día siguiente en la última parte del viaje. El jefe de la Casa Civil, José Dirceo, ha ordenado al Ministerio de Justicia que investigue la situación del ministro alegando que la característica del Gobierno de Lula es la ética. Dirceo ha afirmado que las denuncias presentadas hasta ahora contra Adauto no son suficientes para separarlo de su cargo, pero que el Gobierno no puede ser sorprendido con nuevas denuncias.

Según el presidente del Partido de los Trabajadores (PT), José Genuino, la justicia ya había archivado la vieja acusación contra el ministro y, por tanto, sigue teniendo la confianza del Gobierno. Sin embargo, dentro del PT hay quien hubiera preferido una acción más persuasiva del Gobierno para evitar toda sospecha de querer encubrir al ministro. En el entorno de éste se piensa que se haya podido tratar de una venganza porque, nada más llegar al ministerio, Adauto ha paralizado todos los proyectos de transportes, una de las mayores bolsas de corrupción del pasado.