La sala El Sol, de marcha durante dos décadas

Poco ha cambiado su decoración desde que fuera lugar histórico de la movida madrileña. La moqueta roja llena de lamparones ha desaparecido, pero cada temporada se pinta el piso de rojo para que parezca el suelo de siempre. Es un clásico de la noche. Sin la sala El Sol nadie podría contar cómo ha sido Madrid este último cuarto de siglo. Ha desaparecido, sin embargo, su célebre espejo, en donde el personal se miraba al subir y al bajar su suntuosa escalera, y le servía para comparar el estado en el que entraba y salía del local.

Lo demás permanece casi intacto. Lo mismo que su espíritu, pues el Sol sigue siendo uno de los lugares más divertidos donde pasar unas horas entre gente corriente que no sucumbe a las modas. Y es que compagina su actividad como sala de conciertos, mayoritariamente de pop y rock, con el de discoteca pura y dura, de esas que empiezan a animarse bien entrada la madrugada, garantizando diversión de cara al fin de semana.

En los anales queda el concierto que ofrecieron hace tres años Jackson Browne y David Lidney.Los Secretos, Nacha Pop, Alaska o Radio Futura, entre otros, desfilaron por su escenario a principios de los ochenta, pues era considerado el trampolín de los grupos de la nueva ola.

Sin ser tan determinante como entonces, el nivel no ha decaído: Andy Chango, Dover, Astrud, Carlos Ann o José María Granados, que actúa hoy mismo, lo han ocupado a menudo. María Jiménez ha rodado el vídeo de Con dos camas vacías en sus camerinos, un pintoresco rincón lleno de frases escritas en la pared por la cantidad de artistas que por ahí pasaron.

El Sol. Jardines, 3. Miércoles y jueves, de la medianoche a 05.00. Viernes y sábados, hasta las 05.50. Sin actuación, 9 euros (con consumición). Consumiciones: cervezas y refrescos, 4,5 euros. Combinados: 6 euros. Teléfono: 91 532 64 90.