Los talibán, en la frontera uzbeka

Uzbekistán, el país limítrofe de Afganistán que ha prestado una importante ayuda logística a Estados Unidos, se encontraba ayer bajo un fortísimo control militar. Al menos 12 controles militares salpicaban la carretera que une Tashkent, la capital, con el valle de Ferganá, la cuna del islamismo de Uzbekistán, a unos 300 kilómetros al este.

Escaseaba el petróleo en el camino, y todo apuntaba a que el combustible estaba siendo reservado para el millar de soldados estadounidenses que la víspera llegaron a Uzbekistán. El presidente Islam Karímov ha autorizado a Estados Unidos el uso de una base y un aeropuerto para apoyo de misiones humanitarias dentro de la Operación Libertad Duradera.

Tras el envío de los 1.000 soldados, el régimen talibán destinó ayer a 8.000 combatientes a su frontera con este país centroasiático, según informa Efe. En el poblado fronterizo de Jairatán, en la orilla afgana del río Amur-Daria, un líder talibán amenazó ayer, antes del ataque de EE UU, con una ofensiva en Uzbekistán en caso de que desde ese país se desate cualquier operación militar contra Osama Bin Laden.

Jairatán se encuentra a unos 30 kilómetros de Termez, cuya base y aeródromo militar es uno de los posibles puntos de destino de las tropas de infantería ligera de la Décima División de Montaña de EE UU que llegaron el sábado a Uzbekistán. 'Atacaremos Uzbekistán si desde su territorio se lanza cualquier operación armada contra Afganistan', aseguró el líder talibán, de acuerdo con la emisora La Voz de la Sharia.