La boda de Ángel y Ángela
Un transexual contrae matrimonio en Barcelona gracias a una sentencia
El juzgado de Igualada (Barcelona) dio el "sí" definitivo el pasado 3 de abril y Ángela Fernández y Ángel Romera lo pudieron ratificar ayer en el Ayuntamiento de la misma ciudad, donde se ofició una boda civil entre un hombre y un transexual. Ángela, de 28 años, nació hombre, o, como a ella le gusta explicar, 'mujer en cuerpo de hombre', pero se operó a los 19 años y, tras el éxito de la cirugía y de los tratamientos hormonales, inició el proceso legal para ser reconocida como mujer. Es una de las primeras bodas de un transexual que han trascendido a la opinión pública.
El enlace se apoya en la segunda sentencia de España en la que un juez permite el matrimonio. La primera la dictó un juez de Melilla, pero la pareja no llegó a contraer matrimonio. En marzo del año pasado, la transexual más popular de España, Bibi Andersen (en la actualidad conocida como Bibiana Fernández), también contrajo matrimonio.
El novio se enamoró 'a primera vista' de la mujer sin saber que anteriormente había sido un hombre
Ángela Fernández ha luchado en los tribunales a solas por poder ser simplemente mujer y su boda quería que fuese simplemente eso: una boda. Y se aproximó al objetivo, aunque los más de 200 curiosos y los 20 periodistas que seguían el acontecimiento en las puertas del Ayuntamiento denotaban que la normalidad era sólo supuesta. Igualada es suficientemente pequeña (unos 35.000 habitantes) para que la noticia de la boda recorriera todos sus capilares. No había vecino que no supiera que ocurría 'una de buena'.
El novio llegó poco antes de la una de la tarde, la hora fijada para la ceremonia, con traje negro y corbata. La novia se hizo esperar. Ramo en mano, apareció media hora después, acompañada del padre. Lucía un vestido blanco largo, con modesto escote, y un collar de perlas y brillantes.
La ceremonia siguió los cánones habituales, según el alcalde de la ciudad, el socialista Jordi Aymamí. El oficiante reflexionó sobre el respeto de los dos miembros de la pareja y les leyó los artículos del Código Civil y de la Constitución que tratan sobre el matrimonio. Y también leyó un poema, en esta ocasión de un poeta de la generación del 27, Pedro Salinas. El alcalde aseguró, tras la boda, que intentó dar un carácter normalizado a la ceremonia. 'Ángela tiene toda la documentación que la acredita como señora y tiene derecho a casarse con un señor', afirmó.
Los fotógrafos esperaron en la puerta, ya que Ángela vendió las fotografías y los vídeos de la ceremonia en exclusiva. Pero no se escapó de los flases, que se la comieron a la salida del Ayuntamiento. La pareja no habló, aunque sí posó. Y se dejó retratar con beso y sin beso, con sonrisa y escondiéndose de la lluvia de arroz.
Ayer, Ángela Fernández veía cumplido un viejo sueño: ratificar con su matrimonio las sentencias judiciales que le reconocían el cambio de sexo y le permitían la boda.
El proceso se inició hace 14 años. Ángela Fernández, que recuerda los habituales problemas de relación que tenía con los niños de su edad, compró un vídeo que alteró su vida, Cambio de sexo, película que protagoniza su idolatrada Bibi Andersen. Superada la incomprensión familiar, inició la medicación. Cuatro años más tarde, a los 19, se sometió a una intervención quirúrgica para transformar su pene en una vagina. Después vino el proceso judicial. El 3 de abril, el juez rectificaba una sentencia anterior en la que se denegaba el matrimonio porque el cambio de sexo es 'un recurso artificial'.
Ángela Fernández y Ángel Romero, que hace cinco años que comparten un mismo techo, se conocieron en el restaurante donde ella trabaja como animadora. Él confiesa que se enamoró 'a primera vista' de una joven que alegraba la fiesta. Cuando supo que Ángela antes había sido hombre, no se lo creyó, aunque lo aceptó. 'Yo ya la conocí como mujer', afirma.
La abuela del novio Antonia Trabalón sentencia: 'Lo que hace falta es que sean felices. Él conoce la situación y no la quiere dejar por nada en el mundo, porque se enamoró cuando la vio'.

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