Las pruebas científicas no aportan evidencias contra Borso di Carminati

La investigación judicial abierta para averiguar quién mató a Ewa Striniak, la prostituta polaca asesinada en Valencia el pasado abril, sigue estancada. Las pruebas científicas realizadas a los restos del cadáver en los laboratorios de la policía científica en Madrid han reproducido los resultados del examen forense realizado en Valencia: Ninguno de los restos analizados -pelos, sangre o vísceras- pertenecen al asesino de la mujer o han supuesto la consecución de evidencia alguna contra Eduardo Borso di Carminati, el ejecutivo imputado por el crimen. Las conclusiones de las pruebas añaden un nuevo obstáculo a la resolución del crimen. La policía científica intentó, a partir del análisis de los vestigios hallados en el cuerpo de la fallecida, concretar -mediante la identificación de su ADN- a la persona o personas que alternaron con la víctima en sus últimas horas de vida. Para ello analizan cualquier resto susceptible de ser analizado. En este caso, el esfuerzo ha resultado baldío. No se ha encontrado prueba alguna que incrimine al ejecutivo o a cualquier otra persona. Los resultados de las pruebas, importantes para el transcurso de la investigación, llegaron al Juzgado de Instrucción número 5 de Valencia a finales de agosto. A partir de entonces, y mientras la policía continua sus hasta ahora estériles pesquisas, el juez, José Manuel Ortega, y el fiscal, Javier Carceller, estudian cuáles pueden ser las nuevas líneas de trabajo. Según fuentes cercanas al caso, la investigación, lejos de archivarse, continuará. La policía seguirá recorriendo alguno de los caminos iniciados, el juez puede reorientar el sentido de la investigación y, de las pesquisas por concluir, pueden surgir nuevos indicios. En cualquier caso, a pesar de la falta de nuevas evidencias contra Borso di Carminati, el magistrado encargado del asunto podría decretar la apertura de juicio contra el ex decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Valencia, en libertad provisional. El ejecutivo, que siempre ha negado su implicación en los hechos, no explicó ni en la comisaría ni el juzgado de manera convincente donde estaba y qué hacía cuando Striniak fue asesinada.