Una España sin frentes

La tregua de ETA es la esperanza de paz, por fin. Pero en este país de las mil desmesuras que nos han condenado históricamente al enfrentamiento y la esterilidad, andamos otra vez desmedidos y vehementes. No ha sido posible el ideal de separar tregua de debate político, y en la mezcla estamos, proclamando Arzallus, erigido por sí mismo en representante de todos los vascos, que su pueblo no cabe en la Constitución. Pero no está solo; para no perder pie en la coyuntura desmedida ahí está Pujol pidiendo más poder para Cataluña, sin salirse de la Constitución, pero asegurando que, en cualquier caso, poco o mucho, el próximo será un periodo constituyente. Seria contradicción la del honorable Pujol. Y en éstas llegó el presidente Chaves para decir que Andalucía se opondrá a cualquier propuesta que pretenda una asimetría competencial entre comunidades. El presidente de la Junta sabe que Andalucía ganó su autonomía a pulso, en un inolvidable y emocionante referéndum en el que el pueblo tuvo más fe que sus políticos y fue el único y verdadero protagonista. La Autonomía andaluza nació del corazón del pueblo, que la conquistó contra todos los elementos. Andalucía hizo su propio referéndum de autodeterminación y lo ganó. Ahora tiene derecho a exigir que se cuente con ella en el debate nacional sobre el modelo de Estado, que debe quedar definido con el acuerdo y el entendimiento de todos. Todos quiere decir todos, y serenamente hablando. Por eso lo primero aquí es conseguir el acuerdo de todos los partidos andaluces, en la defensa de lo que el pueblo decidió y situándose ante el debate sin proclamar frentes. También ha dicho el presidente Chaves, ante la reunión de los de las tres comunidades autónomas gobernadas por el PSOE, que no pretenden crear un frente contra nada. Es un alivio, porque en ningún caso debe tratarse de oponer frentes a los frentes, que todos los frentes sobran y todos son nocivos para el desarrollo democrático y feliz de las ideas.