72 DÍAS NADANDO

Con alguna trampilla cometida en los días malos un nadador francés ha atravesado el océano Atlántico a nado. Benoît Lecomte terminó a las 14,35 horas de ayer su hazaña comenzada el pasado 16 de julio, día de los hombres de mar. Ben Lacomte llegó a la playa de Quiberon, en Bretaña, visiblemente agotado. Cuatro nadadores salieron a su encuentro y le escoltaron los últimos cien metros mientras otras 200 personas -padres, familiares y curiosos- le esperaban en la arena en un día desapacible. Y a pesar de la fatiga Lecomte improvisó una informal rueda de prensa para explicar su travesía de 72 días. "No me doy cuenta todavía de lo que acabo de hacer porque aún estoy en estado de choc", comenzó diciendo para luego contar desordenadamente que en los casi 5.400 kilómetros recorrido hubo momentos malos como tirarse al agua por la mañana después de haber dormido en el velero de asistencia que le acompañaba, las náuseas que le llegó a producir el agua salada, las tempestades, las corrientes contrarias y hasta los tiburones que le obligaban a salir del agua y subir a bordo. Reconoce que nadó casi siempre a favor de la corriente pero también que no nadó durante la totalidad de la travesía: "Nos hemos visto obligados a meter las velas cuando hemos tenido una tempestad de fuerza 11 (más de 100 kilómetros por hora)" o donde las corrientes eran fuertemente en contra. Cuando salió de Cape Cod, en la costa este de Estados Unidos, tenía un plan de navegación y nadaba dos horas cuatro veces al día. Marcaba las horas y kilómetros nadados en un calendario pero luego lo dejó. "Es la diferencia entre la pasión y el fanatismo", señaló cuando insinuaron los defectos de su hazaña, realizada para recaudar fondos para la lucha contra el cáncer. Lecomte debería haber terminado su aventura en la punta más occidental de la Bretaña francesa, en Brest, pero después de esperar en las Azores a que cambiase la fuerza de las corrientes contrarias, se vió obligado a luchar contra ellas y aterrizar en Quiberon.- ,