El Ayuntamiento destina sólo 130 millones para el parque de la Cuña Verde

Los presupuestos municipales del año que viene reservan una partida de 130 millones de pesetas para el parque de la Cuña Verde, en el distrito de Latina. Esta zona verde, un viejo proyecto de finales de los años setenta, que arrancó en 1990, pero que sólo está terminado en una décima parte, prevé unir, con una franja de árboles y jardines de casi cuatro kilómetros de longitud y 90 hectáreas de superficie (más que el Retiro), la Casa de Campo con la calle de la Ermita del Santo.

El grupo municipal de Izquierda Unida presentó ayer, a la vista de la, a su juicio, "paralización" del proyecto, un plan alternativo elaborado por un equipo de urbanistas afines. En total, según IU, hacen falta más de 3.000 millones para llevar este parque a la realidad.

La Cuña Verde que Izquierda Unida ha diseñado en el papel dispone, entre otras cosas, de un lago y un auditorio (véase gráfico).

El portavoz municipal de IU, Francisco Herrera, criticó que el equipo de gobierno de PP "sea incapaz de sacar la Cuña Verde adelante, lo que constituiría un auténtico paseo de la Castellana ecológico en el sur de Madrid, donde viven 250.000 personas". El edil Julián Rebollo denunció que el PP "va haciendo la Cuña Verde a cachos, sin una vertebración". "Y eso es lo que presentamos hoy : un plan integrador de todo el parque", añadió Rebollo.

Actualmente, en el terreno reservado para el parque, se enclavan 70 chabolas, que el Ayuntamiento tiene pensado erradicar.

Este año, el municipio ha destinado a este parque 150 millones, que sirven, en palabras de Rebollo, "para construir una zona verde al lado de un terreno de chabolas donde se vende droga". El concejal de Latina, Antonio Moreno, del PP, acusó a Rebollo de "demagogo" y "populista".

"Mientras los de IU hablan, nosotros hacemos cosas: en los dos últimos años hemos quitado de ahí casi 200 chabolas, y antes de febrero de 1998 se quitarán las que todavía quedan", aseguro Moreno.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca

Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.