Induráin, un aficionado más
Miguel Induráin estuvo ayer en la etapa como un aficionado más. A cuatro kilómetros de la meta, en la bajada del último puerto, de Azet, se le ve, a la derecha, aplaudiendo el paso de Riis y Escartín, junto a su esposa, Marisa, y la de Marino Alonso, que sostiene en sus brazos al niño del quíntuple ganador del Tour. Induráin llegó desde Pamplona, donde disfrutaba dé los sanfermines y se entrenaba -no mucho- para correr el día 20 una carrera en Treviso (Italia) como homenaje a Giovanni Pinarello, el constructor de su Espada, con la que superó el récord mundial de la hora.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Lo más visto
- Jubilarse a los 66 años y 8 meses llega a su fin: la nueva edad de retiro de 2026
- La Audiencia Nacional avala la decisión de Robles de retirar el nombre de Franco a una bandera de la Legión
- Un petrolero perseguido por Estados Unidos en el Caribe pintó una bandera rusa en un intento de escape
- Beyoncé se convierte en la quinta cantante en ingresar en el club de los multimillonarios
- “A mi taller vienen economistas y abogados buscando dar un cambio a su vida”: Mike Hausmann, el ebanista que se negó a vivir pegado al ordenador




























































