El Mérida resucita

El Mérida sigue vivo gracias a un Celta dócil y entregado. La primavera les sienta bien a los de Kresic que han optado por el pragmatismo: asegurar en casa para continuar soñando con la salvación.El Celta abogó por la paciencia como arma disuasoria. Escrutó el terreno, tomó posiciones y esperó. Un bloque amplio y compacto atrás con cinco defensas en línea, Desio de apagafuego y Eusebio de acomodador de balones. El Mérida no quiso entrar al trapo y recurrió a la velocidad de Quique Martín, a las cómodas penetraciones de José María y al oportunismo de Prieto que a los dos minutos desaprovechó una ocasión clarísima. Pero a los pocos minutos el ambiente climático vespertino se extendió a la pradera. El Celta apeló a la condición de invitado. El Mérida comenzó a desesperarse hasta que apareció Prieto. Al borde del área, controló y lanzó desde una posición que no prodiga.

Con el marcador en contra el Celta se perdió en inconcreciones. Los gallegos, que no ganan fuera de su terreno de juego desde el 3 de enero, agotaron su crédito en la sala de espera, pero cuando la abandonaron pormenorizaron sus debilidades. Con Vicente en el campo, Eusebio adelantó posiciones pero sin referencias ofensivas porque a Gudelj se lo tragaba Sierra y Sánchez deambuló limitándose a verle las espaldas a José María.

Los de Fernando Santos eran una nave a la deriva, sin rumbo, apelotonados, nerviosos y mediocres. Claro que el Mérida no aprovechó las facilidades que le ofrecían. Sinval, Reyes, Toribio y Birri seguían triangulando cómodamente casi sin oposición, pero le faltó servir ocasiones para Prieto y Quique Martín.

Los cinco últimos minutos pretendieron recuperar el viejo tono de tragedia bien conocido en el Municipal. El equipo de Kresic se echó atrás y a patadones trataba de resolver su salvación. El Celta, brindó al, Mérida la posibilidad de cumplir con la tradición. Lejos de Balaídos, se pone piel de cordero y en Extremadura los corderos se sacrifican en Pascua.