Un crimen de guerra

Los serbios no podían equivocarse, cuentan los más fiables observadores en Bosnia. Al apuntar sus cañones y disparar, el jueves 25 de mayo, sobre la ciudad de Tuzla, en el centro del país, las milicias serbias del doctor Radovan Karadzic sabían exactamente lo que hacían. Sabían que apuntaban al corazón de la vieja ciudad, y precisamente a dos de los cafés más frecuentados de Tuzla. Sabían que esa tarde, cálida y seca, sus terrazas estarían pobladas de decenas de jóvenes que constituyen su clientela habitual. (...) Un balance todavía provisional daba cuenta de 76 muertos y una centena de heridos (...). En todos los países del mundo, el bombardeo serbio del jueves tiene un nombre: se llama crimen de guerra. (...) Hay una sencilla verdad a recordar en el conflicto de Bosnia: las víctimas civiles están casi exclusivamente de un bando. Es una verdad que vuelve aún más indecente la ficción mantenida por la ONU de una equivalencia política -véase moral- entre fuerzas bosnias y milicias serbias. Es aún más absurdo que los milicianos serbios hayan añadido al bombardeo de Tuzla una acción pura y simplemente de terrorismo contra la ONU al tomar como rehenes a decenas de miembros de su personal en Bosnia (...). Todo filmado por la televisión serbia en una siniestra puesta en escena que debería suscitar la indignación y una réplica inmediata de la ONU, si no fuera prisionera de su famosa "teoría de la equivalencia".29 de mayo