Disney se pasa a la informática y pretende atraer nuevos públicos con argumentos menos infantiles

El productor de El rey león, Don Hahn, defiende que el éxito de Disney no sólo está en la calidad indiscutible de su animación: "Hemos sabido adaptarnos a los tiempos con historias imaginativas pero, también, más cercanas y realistas. El mensaje de La bella y la bestia era claramente progresista y feminista. En El rey león, al contrario de lo que dicen algunos críticos, hemos apostado por la madurez, por un cuento que defiende la responsabilidad de cada uno en la sociedad".Pero este proceso de renovación pasa también por el lado técnico. El avance de la informática ha permitido el uso de los ordenadores en la creación de los dibujos animados: "Algunos creen que la máquina lo ha resuelto todo", se burla Hahn, "pero desconocen las bases del proceso creativo. El ordenador no ha acabado con el trabajo de los animadores., Al contrario. Ahora tenemos nuevos retos, nuevas posibilidades. La máquina crea espacios impresionantes, movimientos de cámara imposibles en el cine y texturas más logradas, sobre 'Lodo para recrear el agua de una cascada o los metales de un objeto inanimado. El profesional de la animación recrea los movimientos de los personajes, los detalles más sutiles. Ahora que podemos dibujar todo, no podemos conformarnos con cualquier cosa".

La suma de ambos conceptos, el fondo y la forma, constituyen la apuesta de Disney en esta nueva etapa de esplendor: "Los padres", precisa Hahn, "quieren divertirse tanto como sus hijos, de ahí la necesidad de unas historias menos infantiles. En El rey león, la primera película de la casa con un argumento propio, nos hemos atrevido a mostrar la muerte del padre de Simba. Y el avance técnico nos ha permitido la creación de la secuencia más espectacular de la historia del cine de animación: la estampida de antílopes". Para el rodaje de este momento de la película se necesitaron dos años y el desarrollo de un programa informático adecuado. El resultado es espectacular.

Para los próximos años, Hahn augura una sana competencia: "Todos quieren repetir nuestros éxitos, y la renovación de la industria ha permitido la aparición de nuevos artistas. Disney no tiene miedo de los dibujos japoneses porque tenemos un total convencimiento de la superioridad de nuestros dibujos animados".