La importancia de los caballos

Para quien nada sabe de toros, lo de menos en la Feria de San Isidro son las faenas que se ven en la plaza: sólo se fija en la gente famosa que ocupa los tendidos y en el ministro del puro en la barrera. Para quien nada sabe de fútbol, en el Mundial que se avecina, lo de menos son los futbolistas: sólo cuentan las banderas remolineando y la zarabanda de los hooligans. Para quien nada sabe de ciclismo, en el próximo Tour lo de menos son los ciclistas: lo que más le llama la atención es la caravana publicitaria y lo monísimas que son las azafatas que besan al ganador cuando éste sube al podio.Del mismo modo y por igual razón, a Lola Galán le parece que en Ascot "lo de menos son los caballos". Pero los señores de la chistera y las señoras de la pamela (muchos de los cuales son aficionadísimos al turf vistan como vistan) no son más que una parte del público del hipódromo, no desde luego la mayor, sino la que ocupa la Royal Enclosure y otros recintos exclusivos. La mayoría de la gente que asiste a ese gran acontecimiento hípico viste como le da la gana, vaqueros incluidos, y concede más importancia a lo que ve por los gemelos que a lo que se pone en la testa la vecina de al lado. Desgraciadamente, este periódico, que tan puntualmente nos informa de las orejas cortadas en San Isidro, los goles marcados en el Mundial o las vicisitudes del Tour, no nos dirá quién gana la Golden Cup en Ascot; sólo habla de pamelas y de panolis. Pero la culpa no es de los caballos.-