Cogida de Vicente Barrera

El debú en la Comunidad de Madrid de uno de los novilleros que más expectación ha despertado en su corta trayectoria, el valenciano Vicente Barrera, no fue feliz. La diosa fortuna no le guiñó el ojo en la estrellada noche a la ribera del Tajo y el coletudo, que no pudo repetir su traca de la feria de Fallas, acabó en el hule con la carne soliviantada por el asta de su primer enemigo, quien le infirió una cornada de 10 centímetros en su pierna derecha cuando entraba a matar.El eror de Barrera fue entrar a matar cuando el novillo se aculaba a tablas, cerrándole la salida. Ya antes fue incapaz de centrarse y dejó un mediocre sabor de boca con su toreo perfilero, entreverado mínimamente con cadenciosos dibujos, y siempre a merced del novillo.

La cara de la moneda fue para Jesús Romero, triunfador a ley en esta extraña novillada. Extraña por el horario, empezó a las 22.30 y acabó de madrugada, y por su concepción de mixto, con dos rejoneadores actuando sólo por colleras. Por la alegre novedad visual de que quien lucía el cartel con los datos de los novilleros era una morenaza con un minipantalón, y luciendo unos atractivos muslos de ébano, y se llevó las mayores ovaciones de la noche.

Romero toreó con empaque y buen gusto, y manejó su muletilla casi a la perfección en su lote, tanto en el toreo fundamental como en los adornos.

Los Domecq fueron premiados con largura por el presidente, al que deben gustar mucho los caballos. No se entiende, si no, que le otorgara la oreja del último tras que los rejoneadores lo acribillaran por toda su anatomía, incumpliendo además el reglamento.