El viaje del Papa

Soy católica, practicante, y estoy muy contenta de que el Papa nos visite. Otra cuestión es el tinglado que a su alrededor se organiza en cada viaje suyo.Creo que en estos momentos de crisis económica en los países industrializados -pues los países pobres carecen hasta de crisis, y lo que no pueden es subsistir-, precisamente los creyentes- de cualquier religión- debemos dar un ejemplo de austeridad y solidaridad. Y no es eso lo que hacen los que organizan los viajes del Papa.

Hace un par de días oí en la televisión a Paloma Gómez decir que se armaba más lío que si viniera el presidente Clinton. Evidentemente, pero el mensaje que yo espero del sucesor de Pedro no es similar, ni mucho menos, del que espero de Clinton.

La austeridad no está reñida con la fiesta y la alegría, pero sí lo está con el derroche de escenarios folclóricos, excesiva publicidad, gran despliegue de seguridad, etcétera.

Los problemas del hambre y la crisis económica no se van a resolver por organizar unos viajes más sencillos, pero sí se vería que los cristianos hemos entendido el mensaje de Jesucristo y lo ponemos en práctica. Como dice Juan Pablo II: "Hay que denunciar la existencia de unos mecanismos económicos, financieros y sociales que funcionen de una manera prácticamente automática y hagan cada vez más rígida la riqueza de los unos y la pobreza de los otros".

¿Será posible que tampoco entendamos lo que estamos escribiendo y denunciando?-