El 'coladero' de la aduana de Tarifa

El ferry de Tánger llegó a Tarifa minutos antes de las siete de la tarde del sábado 19 con 263 pasajeros a bordo, la mayoría turistas europeos que saltan desde España para una rápida visita a la exótica ciudad marroquí. Dos guardias civiles y un cabo les vieron bajar cargados con sus bolsas de regalos, sin sospechar que entre ellos iba Didier Jacky Gerard Dufour, un pistolero "muy peligroso".Los controles aduaneros en Tarifa son poco estrictos. "Es un coladero -, afirma un vecino del pueblo. Los guardias se limitan a hacer calas: cuando alguien despierta sospechas, le hacen pasar a un habitáculo prefabricado y abrir las maletas. "Pase aquí, por favor", le rogó uno de los guardias a aquel hombretón de pelo rizado. Y entró tranquilo, parsimonioso, despreocupado. El guardia se quedó pálido al ver que llevaba en un bolso una granada de mano, en el mismo instante en que Dufour le ponía una pistola entre ceja y ceja. "Si te mueves, te rnato", dijo antes de salir huyendo.

Los guardias no dispararon por miedo a herir a los viajeros y transeúntes de las estrechas callejuelas de Tarifa. El heroico Guzmán el Bueno vio huir a Dufour desde su estatua de bronce.

Las autoridades dicen que tras la fuga del pistolero se montó una "amplia" operación de búsqueda. Pero Juan Jurado, el agente herido por el delincuente, asegura que ni a él ni a su compañero José Cantudo les habían avisado de que tuvieran cuidado porque en la zona andaba un sujeto peligroso.

Jurado lo cuenta desde su cama: "No me había enterado de lo de Tarifa. Había librado y vivo fuera del cuartel de Algeciras. Ningún jefe nos dio ninguna instrucción. Así que salimos a patrullar ignorando que el pistolero podía andar por Algeciras".