Rescatado sano y salvo el delfín que remontó 100 kilómetros del Guadalquivir

Basilio, que a pesar de su nombre es un delfín hembra de unos 250 kilogramos y 2,5 metros, regresó ayer a alta mar sano y salvo, después de una operación de rescate que comenzó a las siete y media de la tarde en Alcalá del Río (Sevilla) y finalizó a medianoche frente a la costa de El Puerto de Santa María (Cádiz). El delfín se encontraba atrapado desde el pasado miércoles junto a la presa del río Guadalquivir en Alcalá, a 100 kilómetros de su desembocadura.
El rescate, coordinado por un equipo de la Agencia de Medio Ambiente (AMA) de la Junta de Andalucía, se desarrolló ante más de un millar de personas. Algunos estaban esperando desde primera hora de la mañana para contemplar el espectáculo. Todos aplaudieron los momentos clave de la operación. Los biólogos no se explican por qué el cetáceo, que llegó hasta Alcalá del Río junto a otro delfín que supo encontrar sólo el camino de vuelta al mar, se adentró tanto en un río con agua de escasa calidad y cuyo nivel de salinidad es bastante inferior al del mar.Según José Carlos García, profesor del laboratorio de Biología marina de la Universidad de Sevilla, quien participó en el rescate, el cetáceo, un delfín mular Tursiops truncatim, presentaba cortes y laceramientos en una aleta dorsal, en el hocico y en la aleta caudal, aunque ninguno de ellos era grave. "La única explicación de la presencia de este delfín en un lugar tan alejado de su hábitat es que se desorientó", señaló García. El biólogo explicó que el animal no estaba en condiciones de remontar el río por sí mismo y habría muerto de permanecer unos, días más junto a la presa.
Avalancha de gente
La operación de captura, por medio de redes cazoneras, y su posterior traslado hasta la orilla se realizó sin mayor dificultad. No fue necesaria la administración de ningún tranquilizante al animal. Sin embargo, la complicación surgió cuando se inició su traslado en una camilla especial desde la orilla hasta un vehículo especialmente acondicionado. El público se agolpó a los lados de la barca que transportó al animal hasta la orilla y entorpeció las tareas. En el camión-ambulancia, el delfín viajó sobre una colchoneta de espuma. Se le untó con vaselina para evitar que se deshidratara y se le aplicó constantemente hielo y toallas mojadas.José Miguel Cabrera, propietario de la embarcación que participó en la operación, fue quien bautizó al delfín con el nombre de Basilio. "Basilio fue el primer muchacho que lo vio, se asustó y corrió al cuartel de la Guardia Civil para avisar; por eso le he puesto ese nombre".
La última etapa del recorrido fue cubierta por una embarcación que alejó al delfín de la costa para soltarlo en alta mar.
En la operación de rescate participaron miembros del departamento de Biología Marina de la Universidad Hispalense, el veterinario del parque zoológico de Madrid, Manuel López, y el jefe de entrenadores del delfinario de este mismo centro, el suizo Marcos Johann, que lleva alrededor de 20 años trabajando con delfines. El Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil colaboré en la logística del rescate, aunque se vio, igual que los agentes de la policía municipal, desbordado por la avalancha de gente.
Un espectáculo
La presencia del mamífero en la ribera de Alcalá del Río se convirtió desde el principio en una atracción para los vecinos de la localidad, que desde principios de los años sesenta no habían tenido la oportunidad de contemplar un espectáculo similar.Según señalaba ayer Jesús Nieto, director provincial de la Agencia de Medio Ambiente en Sevilla, la operación fue pospuesta hasta la tarde de ayer de acuerdo con los consejos de los especialistas del Zoológico y Delfinario de Madrid, para aprovechar temperaturas más bajas. Ayer se llegó a los 40 grados centígrados en la zona.
El biólogo Javier Castroviejo explicó que tanto los delfines como los esturiones abundaban en el Guadalquivir hasta que la desecación de las marismas y la alteración del cauce del río destruyó su hábitat.
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