Un intento de 'western'

A lo largo de una docena de películas el musculoso belga Jean-Claude van Damme ha conseguido hacerse un nombre gracias a las brutales producciones, saturadas de violencia, que acostumbra a protagonizar. Quizá por ello ha decidido tomarse un leve respiro, intentar cambiar mínimamente de género y hacer Sin escape (ganar o morir).Basada en una idea del malogrado e irregular realizador Richard Marquand (1937-1987), la película no es más que un intento de western moderno, que sigue muy de cerca uno de los más habituales esquemas del género. Aquí el héroe es un ladrón que ha escapado de prisión, y los poderosos malvados, los miembros de una constructora que quieren convertir un idílico valle en una convencional urbanización. Lo demás es igual, el flechazo entre el héroe y la chica, las barbaridades que los malos hacen para que los propietarios abandonen sus tierras, la terrible pelea final y el triunfo de la bondad sobre la maldad.

El, resultado no esconde la menor sorpresa, es absolutamente previsible pero no resulta especialmente molesto.

Lo malo es que este tipo de productos norteamericanos, que sería mejor no ver, están ocupando el sitio de otras películas, europeas o latínoamencanas, mucho más atractivas, que no llegan a las pantallas.