La ultraderecha flamenca multiplica sus escaños
Los tres partidos tradicionales, socialistas, cristianodemócratas y liberales perdieron votos en las elecciones celebradas ayer en Bélgica. Como grandes triunfadores de la jornada se alzaron la ultraderecha flamenca, que pasa de 2 a 13 escaños, y los ecologistas valones, que suben de 3 a 10 escaños. Los ecologistas flamencos se mantuvieron y los ultraderechistas valones consiguen por primera vez un escaño. El Gil y Gil belga, Jean-Pierre Rossem, que siguió los comicios desde la cárcel, consiguió para su lista 3 escaños, lo que representa un indudable éxito personal.
Los resultados provisionales avanzados cuando se llevan escrutados la cuarta parte de los votos arrojan los siguientes porcentajes para los cuatro partidos que componen la actual coalición gobernante: los democrata cristianos flamencos (CVP), liderados por Wilfred Martens, obtinen un 16% de los votos, bajan un 3,5%; los socialistas francófonos (PS) consiguen un 13%, un descenso del 2,5%; los socialistas flamencos (SP) bajan un 3% y obtienen casi un 12%; mientras que los demócrata cristianos francófonos (PSC) suben un punto hasta alcanzar el 9%.El Vlaams Blok, partido ultraderechista flamenco que ha hecho una campaña intensiva contra la inmigración, multiplica por seis sus escaños al conseguir casi un 6,5% de los votos, lo que supone un ascenso de un 4,5%. El primer ministro, Wifred Martens, consideró anoche que el progreso de la ultraderecha es "extremadamente grave".
También han subido considerablemente los verdes valones que alcanzan un 4,8%, subiendo así más de dos puntos.
El dirigente liberal Jean Gol dijo ayer que éstas han sido "realmente unas elecciones no tradicionales, que suponen una señal de alarma para el conjunto de la clase política". Prueba de ello es que el multimillonario flamenco Jean Pierre Rossem, que siguió el recuento desde la cárcel, consiguió un 3,3% de los votos.
Bélgica eligió ayer 212 diputados de la Cámara de Representantes, 106 senadores de designación directa y 716 diputados provinciales. La ausencia de incidentes y, cosa rara, el sol presidieron las elecciones legislativas, las decimosextas desde la Segunda Guerra Mundial.
Los siete millones de electores acudieron con normalidad a las urnas. La participación está asegurada porque el voto en Bélgica es obligatorio y la abstención se castiga con una multa, salvo ausencia o enfermedad justificada.
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