Curas comisarios

Comparto absolutamente el criterio del señor Llamazares en su artículo del 6 de agosto pasado respecto a la enseñanza religiosa, Las almas puestas en un círculo y en medio un cura gordo. Es representativa de la alta espirittialidad de los catecismos de los padres Ripalda y Astete.En esa imagen se representa perfectamente el desprecio de la Iglesia católica por el cerebro de los españoles.

Pero eso no es todo. En los años en que el señor Llamazares era aleccionado -afortunadamente para él, sin resultados prácticos-, en las cárceles españolas se obligaba a todos los presos a asistir a la santa (?) misa, y la noche o madrugada en que iban a ser fusilados los condenados a muerte, a veces-demostrable- a punta de bayoneta.Fruto de esta preocupación espiritual fue que en el Reformatorio de Adultos de Alicante se contara con:

- Cura titular, a la vez canónigo de la Colegiata de San Nicolás..

- Cura ayudante.

- Cura comisario, que se befaba de los que iban a morir en un alarde de humanidad y espíritu cristiano.

- Cura sobresaliente, como en los toros, designado por el vicario Almarcha, para atender especialmente al poeta Miguel Hernández.

Por contra, sólo se contaba con el médico titular. Éramos entre 3.000 y 4.000 presos.

Dado que representan a un Estado extranjero, el Estado del 'Vaticano, deberían dirigirse a éste, que ya fue beligerante anteriormente con el Gobierno legal de la República, haciéndole llegar sus quejas, procurando una nueva declaración de beligerancia. Una nueva cruzada. En ello están. Suquía dixit-