¿Hacia un sistema mayoritario?

La mayor previsión de estabilidad de las mayorías municipales formadas va acompañada, como se observa, por comprobación de una menor representatividad de algunas de ellas. Para evitar esta correlación y lograr una mejora en ambos aspectos, el PSOE debería haber apoyado como alcaldes a candidatos del PP que encabezaban las listas más votadas, y en menor medida el PP y algunos regionalistas deberías haber hecho lo inverso. Pero, ante la dificultad de vencer la distancia político ideológica que separa a los partidos mencionados mediante comportamientos pactistas de este tipo, ha reaparecido la propesta de una reforma del procedimiento de elección orientada a evitar todo tipo de coaliciones y dar directamente el cargo de alcalde al cabeza de la lista más votada. Lógicamente, una reforma de este tipo debería incluir tambiñen la supresión de la moción de censura. aparentemente, así se conseguiría mayor respeto a la voluntad de los electores y mayor estabilidad de los ediles, a la vez qie desapareceríe el espectáculo de las negociaciones y los pactos.Sin embargo, es de prver que un sistema mayoritario más o menos encubierto como és produciría, junto a los mencionados efectos mecánicos, otros efectos psicológicos en el comportamiento de los electores a favor de los partidos frandes, es decir, de aquello pocos partidos que con las nuevas reglas de decisióntendrían posibilidades reales de decidir la alcaldía. Verosímilmente, se reforzarían así los bipartidismos locales. Por un lado, estopodría perjudicar a IU y beneficiar a PSOE, que podría aspirar a obtener directamente, con votos populares, muchas alcaldías que ahora consigue gracias a los votos de los concejales situados a su izquerda. Por otro lado, favorecería las concesiones del PP a los regionalistas , a quienes los populares podrían pedir mayores contrapartidas de apouo en las elecciones generales; a CIU en CAtaluña, y al PNV en el País Vasco ( donde tampoco cabrían pactos para privar de ciertas alcaldías a HB)