General desabastecimiento

Viene de la página anteriortas cruzándote con ocasionales compañeros de fatiga en el mismo trance, encontrar a las once de la mañana, al fin, un quiosco abierto en el que comprar el último ejemplar de cualquier diario, que, desde luego, en mi caso, no era EL PAÍS, que yo buscaba.

Especialmente, en estos días nutridos por lo que todos nos jugamos en el golfo Pérsico, es simplemente desagradable abandonar el estilo a que te tienen acostumbrado los corresponsales que habitualmente lees. Molesta seguir sin noticias de Gurb porque no has tenido oportunidad de leer si efectivamente hay o no hay noticias de Gurb, ni de recortar ese pequeño capricho diario que te apetece conservar.

A la insensatez de echar el cierre en medio país habría que añadir la de dejar en unos sitios pocos ejemplares de un diario, para llevar la mayor parte a las playas. Desnudar a un santo para vestir a otro. Al menos eso decía mí quiosquero antes de irse de vacaciones.-