Profusión de políticos

La aparición anoche en escena, una vez concluido el concierto inaugural del Auditorio Nacional, del compositor Ernesto Halffter -que completó la obra inconclusa Atlántida, de Falla, única en el programa-, de las cantantes Montserrat Caballé y Teresa Berganza y del director de orquesta Jesús López Cobos provocó una ovación larga y cerrada, que fue el punto más alto de una sesión musical.

Para que no faltase un toque de humana sorpresa en el complejo entramado arquitectónico que supone un recinto como el que ayer se abrió, en el descanso, mientras en el vestíbulo se formaban corros con varias personalidades por metro cuadrado, un apagón de 20 segundos dejó a la gente alumbrada únicamente por los cigarrillos encendidos.

Presidió el acto el príncipe Felipe, junto a las infantas Elena y Cristina, acompañados por el ministro de Cultura, Jorge Semprún. Solamente en una fila del primer piso se sentaron cuatro ministros: Sáenz Cosculluela, Barrionuevo, Solchaga y Serra.

Políticos como los ministros Javier Solana, Manuel Chaves y Joaquín Almunia; el presidente del Congreso de los Diputados, Félix Pons; el ex presidente de Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo; el presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina; el alcalde de esta ciudad, Juan Barranco, la ex ministra de Cultura, Soledad Becerril; Alberto Ruiz Gallardón vicepresidente de AP; José Ramón Caso, secretario general del CDS; miembros del Poder Judicial como Antonio Hernández Gil; banqueros como Alfonso Escámez; compositores como Cristóbal Halffter, Carmelo Bernaola o Claudio Prieto; académicos como Joaquín Calvo Sotelo y Federico Sopeña, estaban presentes entre el público.

El escritor Terenci Moix, sentado junto al dramaturgo Antonio Gala, no parpadeó durante la actuación de su cantante favorita. La profusión de miembros del Gobierno en el concierto llevó a un grupo de jóvenes a instalar una pancarta al terminar el acto, en la que pedían la reapertura de un centro cultural.