Un histórico del 'comando Madrid'

Ignacio Aracama Mendía, Macario, fue el dirigente del comando Madrid en los años en que este grupo de ETA cometió sus acciones de mayor repercusión antes (le que la organización comenzase a emplear el coche bomba para realizar matanzas indiscriminadas. Macario participó, entre otras acciones, en la voladura de la central telefónica de Ríos Rosas; el secuestro del financiero Diego Prado y Colón de Carvajal; el atentado que dejó malherido al general interventor del Ejército, Luis Rosón Pérez; el asesinato del director general del Banco Central, Ricardo Tejero Magro; y los asesinatos de los generales Víctor Lago Román -jefe de la División Acorazada Brunete- y Guillermo Quintana Lacaci -ex-capitán general de MadridEste historial y el hecho de no haber sido nunca detenido por la policía española, han convertido a Macario en uno de los terroristas que cuentan con mayor prestigio y peso específico dentro de la organización, aunque matizada desde que reside en Argelia.

Nacido en la localidad guipuzcoana de Ibarguren el 27 de mayo de 195 1, el retrato de Aracama Mendía, según su ficha policial, es el siguiente: 1,77 de estatura, cara chupada, moreno de piel, pelo castaño con entradas, ojos de color castaño oscuro, nariz mediana y recta, labios gruesos y mentón afilado.

Macario dejó el comando Madrid, junto a la histórica del mismo grupo María Belén González Peñalva, Carmen, en el verano de 1985, al considerar ETA que los dos eran muy conocidos por la policía.

Descubierto en Francia en agosto de 1985, cerca de un año después se refugió, junto a Belén González, en Argelia, donde ya se encontraba en esos momentos el entonces considerado máximo dirigente etarra, Txornin Iturbe.

La versión oficial argelina sobre la muerte, en febrero de 1987, de Iturbe en Argelia, señalaba que Macario y Belén González viajaban junto con Txornin cuando su vehículo sufrió un accidente.

Las protestas españolas, tras conocerse su presencia en Argelia, provocaron que los dos fueran trasladados a Bamako, capital de Malí, bajo vigilancia de los servicios argelinos. En mayo de 1987, Argel anunció que tanto Macario como Carmen volverían al país magrebí, cuyas autoridades anunciaron que ejercerían mayor control sobre ellos.