Tan cerca la Unión Soviética

Cualquiera que sea la composición del Gobierno que surja de las elecciones, un hecho seguro es que la política exterior de Finlandia permanecerá inalterable. La razón no es, por supuesto, el desinterés y la autocensura -continuamente se publican libros y estudios sobre este tema en Finlandia-, sino que existe un consenso que incluye a todos los partidos sobre lo acertado de la línea trazada, a mediados de los años cuarenta por el entonces presidente, Juho Paasikivi, y continuada por Urho Kekkonen y Mauno Koivisto.Cuando se habla de política exterior rinlandesa se alude principalmente a sus relacíones con la Unión Soviética, un país con el que tiene 1.269 kilómetros de frontera común, lazos históricos, culturales y económicos, y también dos guerras todavía frescas en la memoria de muchos firilandeses.

Sobre esa mezcla de elementos contradictorios se edificó una política que culminó en 1948 con la firma entre ambos países de un convenio de amistad, cooperación y ayuda mutua, periódicamente renovado, que ha regulado satisfactoriamente dichas relaciones.

Desde el punto de vista político, Finlandia ha preservado celosamente sú neutralidad, más aún en los últimos tiempos, a medida que la Europa nórdica ha adquirido creciente importancia estratégica.

En el plano de la cooperación técnica y científica y en el del intercambio comercial, las relaciones han sido claves para el desarrollo industrial y para los satisfactorios índices de crecimiento experimentados en los primeros años de esta década, al margen de que más recientemente ese comercio se ha visto afectado por la caída de los precios del petróleo.

Las reformas emprendidas por el actual líder soviético, Mijail Gorbachov, han tenido una amplia y favorable acogida en Finlandia, donde los observadores políticos estiman que una democratización en la URSS, así como una mayor apertura a acuerdos con Occidente y especialmente con Estados Unidos constituyen una mayor garantía de soluciones pacíficas a los conflictos internacionales.