'Durante cuatro horas los vehículos de pedales arrinconaron a los coches
Durante casi cuatro horas las bicicletas, triciclos, tándems y toda clase de curiosos ingenios a pedales se adueñaron ayer de las más céntricas calles de Madrid -en las que los coches estaban proscritos-, llevando encima a más de 200.000 personas que participaron en la VI Fiesta de la Bicicleta de la Villa, organizada por Radio Popular con el patrocinlo del Ayuntamiento. El objetivo era promover el ejercicio físico y el uso de la bicicleta y convencer a los ciudadansos de que la calle no es patrimonlo exclusivo del automóvid. El alcalde, Enrique Tierno, dio la salida, con un disparo, a las nueve en punto de la mañana.
Una temperatura agradable, pese al viento desapacible en algunos momentos, facilitó la convocatoria, a la que acudieron ciudadanos de la capital y sus barrios y pueblos de la provincia, ataviados con el culotte y el maillot clásicos de las pruebas ciclistas, el socorrido chándal o llamativas prendas. No faltarán los motivos festivos, los saltimbanquis, los disfraces, los canotiers, las pajaritas y los símbolos pacifÍstas y antinucleares. Las bicicletas de competición se mezclaron con las de paseo. Hubo pugna por superar la imaginación y se observaron ingenios sobre dos ruedas capaces de transportar a media docena de personas, o aquella bicicleta conducida por un mulato, equipada con un impresionante equipo de sonido, que despedía un chorro frenético de reggae. Se olvidaron achaques, lumbagos, bajas formas e inexperiencia. La fiesta de la bicicleta, con salida y llegada en el Retiro, fue, una vez más, algo así como una clásica para los muy aficionados a la bici, un reto de equilibrio para unos pocos y una desmotración popular, ecológica y de pacifismo.Fuera del circuito acotado, que incluía parte del paseo de la Castellana, las calles Princesa, Mayor y Alcalá, la Puerta del Sol y los alrededores del parque del Retiro, se desesperaban algunos automovilistas que no recordaban la celebración de la Fiesta de la Bicicleta y se vieron envueltos en abundantes eníbotellamientos, a los que contribuyeron los autobuses de vanas líneas, que realizaron ayer recorrídos no habituales.
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