El precio de la gasolina

Disiento profundamente de su editorial del viernes día 15 de julio, que ustedes titulan La Campsa, antes y después, y bien me gustaría disfrutar de un espacio en sus Tribunas de Opinión para rebatirlo o, por lo menos, tener la oportunidadde que, corno trabajador de Campsa, los lectores y ustedes mismos pudieran contrastar mi posible parcialidad con la suya manifiesta.

Tratamiento de tal calibre, en lo que respecta a Campsa, no es nuevo en su concepción del problema que a esta compañía afecta, por cuanto, sin esfuerzo, recuerdo otros dos editoriales que, con este último componen una trilogía perfecta para soporte de una tesis, todo lo correcta que se pretenda, en la perspectiva de un cuadro harto parcial y sectario. Me refiero a los titulados Nuestras fuentes de energía, de 2 de agosto de 1980, y Los precios del petróleo y los automovilistas españoles, del 18 de marzo de 1983. Sin embargo, permítaseme al menos, para beneficio de otra posible verdad, algo más objetiva según entiendo, añadir un par de cosas al párrafo cumbre del mencionado editorial, que me permito transcribir: "El usuario español, que paga un elevado precio por una gasolina con un altísimo componente de fiscalidad, no debe sufrir los inconvenientes de una distribución al público en régimen monopolístico de hecho".

Sepan los lectores, y me ahorro otro tipo de juicios, que el usuario español paga un precio comparable, y aun menor, que el usuario de los países de la CEE. A 31 de mayo de 1983, el precio en España de la gasolina super, por poner un ejemplo, es menor que en Bélgica, Francia, Reino Unido e Italia. Sepan los lectores que el altísimo componente de fiscalidad que el usuario español paga con la Campsa que ahora fenece, todavía bajo monopolio de hecho y derecho, es más bajo que dicho componente en Francia, Bélgica, Italia y Reino Unido, y sólo ligeramente superior a Holanda, países donde se disfruta, o bien se sufre, según se mire, de una estimulante libertad de comercio y sana competencia recíproca. / Trabajador de Campsa.