'Biografía', obra palpitante de Miguel Alonso

Con el estreno de Biografía, de Miguel Alonso, los últimos conciertos de la Orquesta Nacional han recobrado cierto pulso polémico que habían perdido desde hace bastante tiempo. El público de los viernes, muy especialmente, parecía dispuesto a soportar cada primera audición con resignación o despectivo conformismo.De pronto, una obra como la de Miguel Alonso, hondamente pensada y exactamente realizada, provoca -tanto el viernes como el sábado- una minoritaria pero ruidosa protesta. Deje mos de lado la posibilidad de al gunos contra-fans, si los hubo para convenir en que una parte del auditorio reaccionó contra la obra con pasión y la mayoría aplaudió y gritó bravos no menos apasionadamente.

Repertorio de recursos

Bien está: vale más un público injusto que un público desdeñoso La música, si no es viva, no es nada o a lo sumo se torna frío ob jeto museal.

Supongo que la raíz de la protesta hay que buscarla en lo que todavía resulta extraño y desusado para muchos: la explotación de la voz a través de un amplio repertorio de recursos, ninguno de los cuales se ciñe a la directa cantabilidad.

La voz en la música contemporánea constituye un largo y apasionante capítulo al que han dedicado atención, durante meses, los compositores españoles a través de un ciclo organizado por la ACSE (Asociación de Compositores Sinfónicos Españoles).

Miguel Alonso ha sido uno de los impulsores de ese ciclo y, por otra parte, la obra del músico zamorano es vocal en su mayor parte, y en sus títulos representativos refleja no sólo la evolución técnico-estética, sino su misma aventura vital contada/cantada a través de un apasionante conflicto dramático y expresivo entre lo introvertido y lo extravertido, que en el caso de Biografía se enriquece con una nueva dimensión onírica.

No podía estar entonces más y mejor justificada la intervención protagonista de la voz -sólo concebible en el arte natural, mágico y creativo de Esperanza Abad, siempre coautora de cuanto interpreta y sin la cual no habría nacido mucha de nuestra música actual, Biografía sin ir más lejos-.

Hasta qué punto puede ser vehículo de expresión una voz manejada con inteligencia y libertad, hasta dónde pueden encontrar su lógica interna y externa, las más desusadas soluciones fónicas y fonéticas que hacen de la cantante cuerpo musical con los límites líricos de la cuerda, por un lado, y los mágicos de las percusiones, por otro, nos lo explica magistralmente Miguel Alonso.

El chileno Juan Pablo Izquierdo montó el estreno no ya con responsabilidad y conocimiento, sino con un entusiasmo que contribuyó a las excelencias de la versión, con lo que maestro, solista y compositor saludaron repetidas veces para comprobar cómo las reacciones positivas llegaban casi a ahogar las negativas.

Imaginación colorista

Antes, Esperanza Abad había cantado cuatro Folk-Songs, de Luciano Berio, obra admirable y con una admirable versión.

Izquierdo y los profesores de la ONE consiguieron un Haydn muy cuidado de sonoridades y de línea (Sinfonía 92 en sol mayor. Oxford) y una traducción de la suite El pájaro de fuego, plena de imaginación colorista, precisión rítmica y expresividad poética.

En resumen, un gran concierto y un triunfo grande para Miguel Alonso, Esperanza Abad, la Nacional y el maestro Izquierdo.